Ya estamos preparados para la segunda entrega de nuestros análisis. Objetos de diseño, piezas de culto expuestas en museos y comercializadas por las editoras más exclusivas del mundo.
Y es que el diseño de producto, y más concretamente el de mobiliario, tuvo unos años que discutiremos en próximas entregas, en los que sus creaciones se exponían y comercializaban en galerías de arte. El genial pero no indiscutible estilo Memphis logró, gracias a la fusión del marketing con el diseño, y a una ruptura radical con sus predecesores, plantar todas sus creaciones en galerías de arte, vendiendo a precios inimaginables cada una de ellas.
El 11 de diciembre de 1980, Ettore Sottsass organizó un grupo de diseño colaborativo. Se llamó Memphis después de que la canción de Bob Dylan, “Stuck Inside of Mobile with the Memphis BluesAgain” sonara repetidamente durante esa tarde. Diseño radical, postmodernismo y cultura POP son algunos de los conceptos que veremos durante esta época.
Sin embargo, no es la primera fusión de arte-diseño que vemos, y una de las más reconocidas y que a día de hoy se sigue estudiando, es de nuestro genial Salvador Dalí.
No nos engañemos, me encanta y nos encanta el diseño italiano, y de echo Ettore Sottsas y su grupo, junto con las editoras italianas más punteras de la época, lograron consagrar el “Made in Italy” como una marca propia, una seña de identidad que ha continuado hasta nuestros días como garantía de diseño, de vanguardia y de visión de futuro. Sin embargo, todos y cada uno de los españoles que somos, y de los murcianos, podemos andar con la cabeza bien alta porque el diseño y el arte español no tienen nada que envidiar.
Salvador Dalí, surrealista de reconocimiento mundial, es considerado como uno de los artistas contemporáneos más famosos y prolíficos. Imaginativo, tremendamente creativo, narcisista y megalómano, Dalí amaba el arte y la exuberancia por encima de todas las cosas. Inquieto e incoformista, su creatividad se extendió a otros ámbitos del arte y también desarrolló su talento en campos como la escultura, el grabado, la escenografía, el cine, la literatura o la fotografía.
De estas inquietudes tan variadas y de su amor por la expresión artística onírica, y metafórica, nació el famoso ‘Retrato de Mae West‘.
Dalí utilizó partes del rostro de la actriz neoyorquina y creó un collage: los ojos enmarcados en dorado y expuestos sobre una pared roja al fondo de una sala con suelo de madera, y unos jugosos y sensuales labios rojos, tras el pelo rubio, que enmarca la composición. En este retrato, juega con la perspectiva del suelo de madera para crear el famoso retrato que más tarde, y movido por la inquietud creativa y la necesidad de experimentación del artista, acabó siendo una instalación real en la que aparece el siguiente objeto de nuestro análisis. El Sofá labios (lip sofa)
En 1936 Edward James, mecenas del artista, propuso a Dalí construir todo un entorno surrealista en el salón de su residencia de Londres. Dalí había pintado Retrato de Mae West utilizable como apartamento surrealista y James sugirió la fabricación de un sofá inspirado en los labios del retrato . Encargó a dos empresas de diseño la fabricación de cinco sofás, de los cuales se fabricaron tres versiones distintas , uno tapizado en satén a juego con el tono de rosa fosforito del pintalabios de Schiaparelli, dos en fieltro rojo con una base de fieltro rosa y dos en fieltro rojo con un fleco de lana negra que cubría el borde exterior del labio inferior. Estos primeros modelos estuvieron marcados por la búsqueda insistente del material y el acabado perfecto que simulara unos labios sensuales y carnosos, por lo que se hicieron pruebas con diferentes materiales y acabados, llegando incluso a probar tintes en cuero, muy difíciles de conseguir en aquellos años, para acabar eligiendo el satén más brillante del que disponían.
Estos primeros modelos fueron acabados entre 1936 y 1938. Ya en torno a 1.972, Salvador Dalí decide modernizar el soporte y acude a Oscar Tusquets Blanca, fundador de BD Barcelona, junto a quien rediseñó este emblemático sofá. Para modernizar el famoso asiento en forma de boca y colocarlo en la Sala Mae West del Teatro Museo de Figueres, confió en la producción industrial y crearon un nuevo modelo en polietileno de densidad media, rotomoldeado.
El sofá se ha convertido en un objeto Kitch que hemos podido ver en interiores exclusivos y atrevidos, en diferentes versiones y colores, forma parte de la historia del diseño y lo sigue editando la española BD Barcelona y gracias al nuevo modelo en polietileno, es apto para exterior.
Un mueble, creado por artistas, tenía que ser parte de este análisis, así que vamos a enfrentarlo ya al detector de estilo…
Lo primero que debemos hacer es responder a las preguntas que se plantean en el gráfico con un SI o un NO, e ir sumando las puntuaciones en caso de ser SI.
- creado para una función: NO. No se trata de entrar en la discusión sobre la funcionalidad, este sofá se creó para imitar unos labios, que no es lo mismo que sentarse.
- adecuación forma – función: NO. Seguro que estaríamos encantados de perdernos en unos labios carnosos, pero la forma resultante para este sofá no es la más ideal para el asiento.
- sin ornamentación: NO. Pocas cosas resultan tan ornamentales cómo crear un sofá conforma de labios, no os parece?
- fácil manejo – intuitivo: SI. Aunque pueda resultar extraño, es de lo más natural, sobre todo hoy en día, con instagram a la cabeza de las redes sociales, seguro que nadie se resiste a un selfie sentado en este sofá en cualquiera de sus versiones.
- creado a partir de las formas: SI. Los labios de Mae West son la forma.
- estudio de las formas: SI. No sabemos cuántas veces recurrirían a la foto de la artista, pero sí que Dalí estaba obsesionado con el volumen y el brillo. Forma y acabado tenían que ser perfectos.
- simplicidad en construcción: NO. Pues hombre, quien sepa de costura, tapicería y carpintería de sobra conoce las dificultades, incluso hoy día, de unas curvas perfectas confeccionadas en satén brillante.
- formas simples: NO. Lip sofá no tenía que ser simple ni fácil de construir.
- no se considera función práctica: SI. Es lo último que NO se considera. Esta pieza se diseña por amor al arte, para la instalación de un salón particular y luego se rediseño para un museo.
- creado para el arte: SI. Gracias al diseño y a la cabeza de Dalí que nos ha regalado esta pieza que, si bien no todo el mundo puede adquirir, si que podéis admirarla en el museo Figueras.
- estudio corriente estilista: SI. Dalí parte de la base de un pintor surrealista pero su talento lo hace investigar, estudiar y crear en muchos campos artísticos más allá de la pintura.
- búsqueda de nuevo estilo: NO. Salvador Dalí no buscaba en el resto de campos en los que actuaba un nuevo estilo. Dalí quería comunicar, quería expresar mediante el arte, al tiempo que descubrirá los límites del poder de las convicciones humanas, contra las que lidiará durante toda su carrera. Convicciones arraigadas entre sus propios compañeros que lo rechazaron no por su calidad artística, si no por no defender abiertamente unas ideas políticas que, por lo visto, debe tener un artista.
De los 120 puntos que podemos obtener en cada apartado, esta pieza consigue 40 en funcionalidad, 50 en formalismo y 80 en estilismo. Esta pieza está muy descompensada.
Dalí pasara a la historia por su talento y porque su inquebrantable curiosidad lo llevaba a cuestionarse constantemente el por qué de las cosas, el por qué del pensamiento, como cuando aparece a dar una conferencia vestido de buzo porque, según él mismo comentó, se estaba sumergiendo en la mente humana.
No importa que la pieza esté descompensada porque no tenía que ser funcional. Tenía que cumplir el único objetivo de asemejar los labios de Mae West para traspasar una obra pictórica al plano tridimensional, y en ese proceso se ha creado una pieza editada por una de las grandes casas del diseño español, BD Barcelona, a un precio que oscila entre los 2.500 y los 3.000 euros para una pieza de culto Kitch, y encantadora.
CONCLUSIÓN:
Debemos tener en cuenta que estamos utilizando una pieza extremadamente dominada por el estilo y el arte, lo que reduce su funcionalidad como sofá.
Es por ello un error? Por supuesto que no! Solo tener en cuenta su carga visual para poder contextualizarlo en un entorno adecuado, y esperar a que instagram haga su trabajo
La reedición de la pieza de la mano de Dalí y Bd Barcelona ha permitido instalar el sofá en el exterior, y con ellos se ha ganado bastante funcionalidad necesaria sólo, para su comercialización.
Bajo mi punto de vista, este sofá puede entrar en el satén original en infinidad de espacios, sobre todo porque no considero que nuestro entorno deba llenarse de elementos meramente funcionales. El arte inunda de sensaciones un espacio, los recuerdos que adquirimos durante nuestra vida, todo el conjunto de objetos y vivencias completan los interiores para conventirlos en hogares, en restaurantes especiales, en hoteles con encanto… Somos mucho más que un simple cerebro. Somos alma y corazón, un torbellino de emociones que se desatan y se calman por edades, rachas o porque si, somos imperfectos.
Habitemos interiores humanos que cuenten historias.